OTORRINOLARINGOLOGIA
DR. JOAQUIN PEREZ RULL

RESPIRACION SEXO

Problemas de sueño están asociados con disfunción eréctil y condiciones urológicas como la incontinencia, señalan nuevos estudios realizados por New England Research Institutes.

 

La investigación estudió la relación entre la apnea obstructiva del sueño y la disfunción eréctil. Este tipo de apnea ocurre durante el sueño, donde se presentan pausas en la respiración durante el sueño, debido a que una vía respiratoria se a vuelto estrecha o se bloquea y provoca que no se pueda respirar.

 

Los 870 hombres participantes tenían una edad promedio de 47 años y un índice de masa corporal de 30.2, lo cual es considerado como obeso.

 

Aquellos con disfunción eréctil eran el doble de propensos de tener apnea que aquellos sin la disfunción. Mientras más severa era el caso de disfunción, mayor la probabilidad de también padecer apnea obstructiva del sueño.

 

El estudio encontró que 63% de los voluntarios tenían apnea obstructiva de sueño, 5.6% tenía un historial de diabetes y 29% tenían una historia de tabaquismo.

 

Otro estudio comprobó que los trastornos de sueño provocan ciertas condiciones urológicas como incontinencia urinaria, y necesidad de orinar durante la noche, sin importar el sexo de la persona.

 

Estos resultados podrían ayudar a los expertos a mejorar y modificar los patrones de sueño de los pacientes para mejorar su salud y su calidad de vida, inclusive en el ámbito sexual.



A mayor calidad de sueño, mejor rendimiento en todas nuestras actividades diarias. En todas. También en lo que respecta a nuestra esfera sexual: a mayor calidad de sueño, mayor y mejor respuesta sexual.

Así lo mantiene un reciente estudio publicado en la revista científica The Journal Sexual of Medicine después de observar durante 14 días consecutivos el sueño de 171 mujeres que no tomaban ningún fármaco para conciliar el sueño. Las mujeres que durmieron más dijeron tener más deseo sexual al día siguiente. Los datos reflejaron que las mujeres que incrementan el tiempo de sueño en una hora, incrementan a su vez la líbido en al menos un 14%. Por otra parte, las mujeres que durmieron más refirieron también tener mejor excitación genital que las mujeres que durmieron menos tiempo. Los datos de esta investigación, según afirma David Kalmbach, investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan y autor principal del estudio, indican que la falta de sueño puede reducir el deseo sexual y la excitación.

 El efecto de la falta de sueño sobre la actividad sexual en mujeres parece ser directo. Por otro lado, otro dato importante es “la presencia de trastornos del sueño que reduzcan significativamente la cantidad o la calidad del sueño suele traducirse a su vez en una menor líbido y una menor capacidad de estimulación sexual

en hombres, la falta de sueño produce una disminución importante de los niveles plasmáticos de testosterona, lo cual lleva tanto a cambios en la conducta sexual como una disminución de la producción de espermatozoides. Por su parte, la conducta sexual de la mujer viene condicionada por un equilibrio entre la secreción de estrógenos, progesterona y testosterona.

El sueño afecta a la secreción de hormonas sexuales, prosigue el experto, y alteraciones en estas hormonas, como por ejemplo, el caso de mujeres con desajustes hormonales, pueden a su vez, tener consecuencias directas sobre el ciclo sueño-vigilia. Así, indica, “a lo largo del ciclo menstrual, el insomnio es más frecuente en aquellas mujeres en las que el incremento de secreción de progesterona durante la fase folicular es más rápido, dando lugar a síntomas premenstruales

Dormir poco y mal afecta a todas las áreas vitales del ser humano. A nivel físico, las consecuencias se reflejan con la aparición de diferentes enfermedades o agravamiento de las ya existentes. Pero también existen consecuencias a nivel emocional, cognitivo y conductual, “que condicionan limitaciones en la esfera personal, familiar, social, laboral y escolar”, indica. La falta de horas de sueño o la pérdida de su calidad,  afecta a la regulación del estado de ánimo y produce fatiga, además de síntomas neurocognitivos, como son las alteraciones de concentración, de memoria, de aprendizaje o de utilización de las funciones cognitivas.
También la falta de sueño produce a medio plazo tanto alteraciones hormonales, como las metabólicas, y predispone también a algunas enfermedades neurológicas. Del mismo modo, los trastornos del ánimo (depresión-ansiedad) están relacionados con alteraciones del sueño, cerrando el círculo de afectación sexual.

Por su parte, las alteraciones más frecuentes del sueño, como son, entre otros, los trastornos respiratorios, el insomnio o alteraciones del ritmo circadiano, “conllevan casi todas, alteraciones cardiovasculares y pérdida en muchos casos de la continuidad de sueño que afectan el apetito sexual”. Así, las personas con insomnio o con patologías como la apnea del sueño,  suelen referir, entre otras cosas afecciones, una disminución importante de la actividad sexual. “Con frecuencia, este tipo de paciente reduce su actividad física diurna y aumenta su índice de masa corporal, creándose un círculo vicioso sobre el que actúan además una pérdida de energía, un enlentecimiento de algunas funciones metabólicas y una disminución del estado de ánimo”,

A pesar de los pocos estudios en mujeres, los datos disponibles por el momento, señalan que la calidad del sueño afecta al funcionamiento sexual. El sueño suficiente y reparador “es crucial para el mantenimiento de una función sexual sana, tanto en hombres como en mujeres. Y una sexualidad sana repercute positivamente en todas las funciones psicobiológicas del sujeto”.

Artículo publicado en www.elmundo.es, el 4/5/2015

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